El graznido distante de cuervos, luchando por un puñado p papas fritas mal descartadas, agitó la calma de la mañana en Titwhistle Lane. El alboroto hizo eco en el exclusivo vecindario que finalmente llegó a 532 y al dormitorio de Damian Sizemore, un joven de 18 años que acababa de graduarse de Duncan High. Hoy debería haber sido su primer día para dormir, pero el ruido fue suficiente para sacarlo